La gestión del riesgo de desastres como una política de desarrollo es el reto que los países deben abordar de manera responsable e integral desde un enfoque sistémico, debido a que el riesgo de desastres se construye y se manifiesta de manera sistémica. Comprender que el riesgo y el desarrollo son temas de una misma agenda, constituye el principal elemento de partida para intervenir el riesgo existente y evitar que se generen nuevos riesgos, en un mundo globalizado, interconectado y con graves crisis ambientales, sociales, económicas y sanitarias.

De otro lado a nivel global se ha avanzado en la generación de acuerdos internacionales para mejorar las condiciones de vida, aumentar la seguridad y construir resiliencia en las comunidades y las naciones, a través de la generación de acuerdos que, aplicados de lo global a lo local, son una guía importante para orientar el presente y el futuro de la humanidad. Es así como en los años 2015 y 2016 se adoptaron cinco acuerdos globales: en 2015, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015 – 2030, en Sendai (Japón); Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en New York (USA) y los Acuerdos de Cambio Climático – COP21 en París Francia. En 2016 La Cumbre Mundial Humanitaria en Estambul (Turquía) y Hábitat III en Quito (Ecuador).

En ese orden de ideas el desafío, está en cómo entender, comprender y aplicar HOY la Gestión del Riesgo de Desastres como camino hacia la creación de la resiliencia de los entornos urbanos, como paso obligado hacia el desarrollo sostenible, para pasar de la teoría a la práctica de una forma moderna y actual, coherente, organizada y articulada desde lo global con lo local y viceversa.