Hugo Salazar, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieria Sanitaria y Ambiental (Acodal), sostiene que la ladera, antes de poblarse tan densamente, tenía por lo menos quince quebradas, muchas iban a dar al río Cañaveralejo. “La memoria hídrica de la naturaleza no se pierde, ella busca el espacio que el hombre le arrebató”.
El directivo de Acodal dice que este es un problema muy grave, porque la ladera debería tener lagunas para amortiguar el crecimiento de ríos y quebradas de la montaña en época invernal. “Tal como el Cauca tiene las lagunas de Charco Azul y El Pondaje, la ladera debe tener por lo menos dos lagunas para amortiguar las crecientes”, sostiene Salazar.
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